Rematada a COP21, o noso voceiro no Parlamento Europeo, Florent Marcellesi analiza as conclusións:
La movilización debe seguir para que el insuficiente acuerdo de París abra una brecha más ambiciosa
Tras dos semanas de duras negociaciones las delegaciones de 196 partes han logrado un acuerdo universal para frenar el cambio climático en COP21.
Según Florent Marcellesi, portavoz de EQUO en el Parlamento Europeo “El acuerdo de París, el primer acuerdo universal sobre cambio climático representa un posible punto de inflexión al plantear por fin un objetivo a largo plazo por debajo de 2C y hasta 1.5 grados. Pero esta puerta es muy pequeña, ya que demasiados instrumentos y compromisos prácticos del acuerdo no están todavía a la altura de este objetivo a largo plazo”.
Para Marcellesi “Que este acuerdo sirva para algo dependerá de la capacidad de cada país, y en nuestro caso en España y Europa, de iniciar una dinámica social y política que acelere desde las instituciones la transición ecológica y energética hacia otro modelo justo y sostenible. Además, con este acuerdo los estados tendrán que rendir cuentas no solo a los otros Estados sino a su propia ciudadanía”.
En este sentido Juantxo López de Uralde, coportavoz de EQUO y candidato en las listas de Podemos ha señalado que “Tenemos la oportunidad de que las políticas verdes entren en el Congreso e impulsar una ley de Cambio Climático que realmente sea eficaz para reducir las emisiones de CO2”.
A pesar de que el acuerdo incluye aspectos positivos como la reorientación de las inversiones financieras de las energías fósiles hacia las energías limpias (artículo 2.1.c) o la revisión cada 5 años de las contribuciones de los países; para EQUO los instrumentos del acuerdo no son coherentes con el objetivo a largo plazo de 1.5ºC. El acuerdo aprobado establece que los países deberán llegar a un pico máximo de sus emisiones de CO2 “lo antes posible “, algo que algunos países contemplan más a largo plazo; tampoco se ha incluido el sector de la aviación y el transporte marítimo. Sin regular de manera concreta ambos aspectos es casi imposible llegar al objetivo del 1,5ºC a largo plazo.
Por otra parte, desde EQUO y los verdes europeos, ven “muy ambigua” la nueva formulación sobre balance de las emisiones de gases de efecto invernadero para la segunda mitad del siglo XXI. Tal como ha quedado en el acuerdo se trata de un objetivo mucho menos ambicioso que la descarbonización y que dependerá de la interpretación de cada país. Igualmente, los derechos humanos, así como la transición justa y la igualdad de género, han sido relegados al preámbulo, lo que resta importancia a elementos tan importantes .
“Desde la cumbre de Rio en 1992 los jefes de Estado reconocen una y otra vez la gravedad del cambio climático y la necesidad de frenarlo. Sin embargo, a pesar de haber alcanzado un acuerdo, éste es un acuerdo manifiestamente insuficiente con el que no se puede alcanzar el objetivo marcado de limitar a 1,5°C el aumento de temperatura”.
La movilización y presión por lograr un acuerdo más ambicioso continúa, este acuerdo es una etapa más en un largo camino. Para garantizar que los compromisos se cumplan, como la revisión al alza de las reducciones de CO2, y terminar con las subvenciones a las energías fósiles, la movilización y presión social y política serán imprescindibles.
Los líderes han hecho su parte en esta cumbre, pero no es el final. Debemos seguir trabajando por acelerar la transición energética hacia un modelo sin carbono, algo que también se puede y debe hacer desde la ciudadanía a nivel personal y colectivo, cambiando nuestras políticas estructurales a nivel local, autonómico, estatal y europeo.
El cambio climático es la gran lucha del siglo XXI. Este acuerdo puede ser un punto de inflexión, y por eso la lucha sigue.
12 de Diciembre